Magia natural en Puente del Inca
Antes de brindar las especificaciones geográficas y demás detalles, intentaremos transmitir con palabras lo que este lugar de nuestra querida Mendoza representa como paisaje, porque no podríamos compararlo con otros lugares del mundo. Al llegar a Puente del Inca, la sensación que nos invade es de incredulidad, sorpresa y gran admiración. Abundan las exclamaciones que se riegan en el aire cuando los visitantes ven esta maravilla por primera vez.
Es inevitable reflexionar sobre el poder de la naturaleza para crear belleza y más aún, diseñar sitios que resultan alucinantes, por su originalidad. Muchos dicen que es increíble, y tal vez lo sea, ya que si no tienes la oportunidad de presenciarlo, es posible que no lo creas. Desde ya, un lugar que produce por sí mismo metamorfosis en los objetos, parece una frase de ciencia ficción, pero así resulta en Puente del Inca… aunque esto sea, en realidad, producto de la composición química de sus aguas termales, consideradas desde la época precolombina, como aguas milagrosas de alto poder curativo.
Las leyendas de Puente del Inca
Sobre la margen derecha del río Las Cuevas, fluyen cinco fuentes termales con diferentes componentes salinos y temperaturas que van desde los 33 hasta los 38°C, llamadas Venus, Marte, Saturno, Mercurio y Champagne. Se las consideras de propiedades curativas por ser altamente alcalinizantes, conteniendo sales alcalinas, arsenicales, bicarbonatadas, sulfurosas, cálcicas y cloruro de sodio. Su transparencia está dada por el alto contenido de peróxido de hierro y algas. Esta composición es la que produce en poco tiempo una cubierta ferruginosa sobre los objetos que se sumergen aquí.
Parece que desde tiempos remotos, se conocían sus propiedades curativas, lo que dio fuerza a las leyendas que allí se gestaron, siendo la más importante, y la que le diera su nombre al lugar, la Leyenda del Príncipe Inca.
Sin dudas, inspiradas en la idea de que hubo un motivo superior por el que los incas se vieran obligados a viajar semejantes distancias, pasando por muchos peligros, hambre y sed, realizando sacrificios para calmar a los dioses y llegar a destino. Las leyendas fundadas en el Camino del Inca son, al menos, tres, que merecen mencionarse por su dramatismo y creatividad.
- En la época precolombina, el heredero al trono del Imperio Inca, se encontraba afectado de una grave enfermedad. Hubo muchos intentos de cura, utilizando la sabiduría medicinal de su avanzado conocimiento, pero nada había dado resultado. Los sacerdotes del reino tuvieron una señal, que indicó una manera de curar al príncipe: debían viajar hasta una vertiente con aguas milagrosas, ubicada muy al sur, en un territorio desconocido por ellos. Sin dudarlo, se preparó un grupo con los mejores guerreros, algunas madres y sus hijos, de igual edad que el príncipe, para ser ofrecidos durante el trayecto, como sacrificio, tal vez para confundir a los dioses. Pasaron los meses, muchos murieron hasta que por fin encontraron una profunda quebrada, en la que corría un tumultuoso río, del que brotaban las prometidas aguas termales, que darían la cura al heredero.
Sobre este inicio se crearon tres finales posibles:
- Para que su rey pudiera cruzar el río con su hijo, sus valientes guerreros se abrazaron unos a otros formando una cadena que rozaba las aguas del río. El rey caminó con el príncipe en sus brazos, sobre las espaldas de sus hombres hasta llegar al remanso de aguas termales y por fin su hijo halló la cura esperada. Al volverse hacia los guerreros, ellos se habían petrificado, formando el famoso puente.
- El Dios Inti (el sol) y la Diosa Mama Quilla (la luna) se apiadaron de sus hijos, que habían pasado tantas dificultades y haciendo temblar la tierra, provocaron la caída de grandes bloques de piedra, creando un puente que les permitiría llegar a las aguas sanadoras. Así lo transportaron al príncipe y él bebió y se bañó en las aguas hasta curarse por completo.
- Desanimados por la imposibilidad de cruzar tan furioso río, la caravana se detuvo a su orilla para descansar. Mientras dormían, el Dios Inti se apiadó de ellos y construyó un sólido puente de piedras por donde al amanecer pudieron cruzar para que el príncipe recuperara su perdida salud.
En la actualidad, miles de turistas locales, nacionales e internacionales, llegan a este lugar con la intención de presenciar uno de los paisajes más sorprendentes del país, pero también hacen honor a la historia y tradición, esperando mejorar su estado general de salud, y con solo estar allí, el estrés queda en el olvido y las preocupaciones y asuntos pendientes, se vuelven lejanos.
Para disfrutar de este paisaje, recorriéndolo en cada sorprendente tramo, nada mejor que alojarse en Uspallata, donde podrá disponer de confort y relax. Si desea vivir sensaciones únicas, este lugar, con su increíble magia natural, se alojará en su memoria para siempre. Un destino para exigentes.
Puente del Inca, un destino diferente
¿Dónde se encuentra y cómo llegar? Se ubica a 183 km de la ciudad de Mendoza, en el departamento de Las Heras, a poca distancia del paso a Chile y de la entrada al Parque Aconcagua.
Se formó por la erosión del tiempo y la caudalosa corriente del río Las Cuevas, el cual dio origen a esta singular formación geomorfológica, una artesa (U), cuya longitud es de 48 metros, por 28 de ancho y 8 de espesor, con una imagen fantasmagórica, se muestra pendiendo sobre el río, con su aspecto “chorreado” de estalactitas y fluorescencias cálcicas e impresionantes y afiladas agujas de hielo. Su alto contenido de sales, forjó una cubierta de llamativos colores amarillo, ocres, y anaranjados rojizos, un atractivo imperdible para safaris fotográficos.
En estas alturas (2.700msnm), un grupo de habitantes locales de alrededor de 140 personas, entre las que se cuenta el personal de cuarteles. Ellos viven el clima extremo de alta montaña con estoicismo y pasión. Y le recuerdan la historia y su leyenda a los que los visitan durante todo el año.
Historia del Hotel Puente del Inca
En 1925 se construyó el Hotel Puente del Inca, cada habitación poseía un baño termal privado, allí asistían grandes personajes de la época. Lamentablemente, los frecuentes aludes y acarreos, dejaron inhabilitado el paso del tren trasandino en 1965 y terminaron destruyendo por completo el hotel. La construcción que se preservó se redujo a la pequeña capilla colonial. No pudo volver a la vida y quedó allí, como un testigo del poder de la naturaleza
Leyendas e historias que acompañan el atractivo visual de este lugar único, visitar puente del Inca es más que hacer turismo, es vivir una experiencia compleja donde todos los sentidos se ponen en acción. No pierda la oportunidad, visítenos, y disfrute de nuestra hospitalidad.